Desde la Acera

jueves, noviembre 09, 2006

EL PRINCIPIO COMO EL FINAL
FOX: DECLARACIONES A TONTAS Y LOCAS

  • Las frases desafortunadas, signo del sexenio

  • Vicente Fox, casi 10 años de campaña, ninguno de presidencia

  • Se va la tepocata, ¿nos queda una víbora prieta?


  • Por César E. Pérez

    Vaya manera de cerrar un periodo que desde el principio estuvo plagado de tonterías, más aún, Vicente Fox nunca dejó de mostrarnos la tepocata que nos habíamos echado a la espalda, tras haberlo elegido presidente en las elecciones del año 2000.

    Tan desafortunada fue la forma en que inició su declaratoria para asumir la presidencia, al anteponer sus intereses personales a las reglas y protocolos que para el caso se exigían y seguían al pie de la letra, como desafortunado el momento en que decidió bromear con la calidad de sus discursos durante el previo de una entrevista que otorgó a la agencia informativa EFE.

    El actuar del primer mandatario saliente fue interpretado por muchos como una renovación, del fin de una larguísima etapa de simulaciones, de la instalación en el poder de las palabras y las acciones directas y llanas, en suma, el ascenso de Fox a la primera magistratura se calificaba como una bocanada de aire fresco.

    Tan empeñado estaba en Fox en su campaña a la presidencia desde 1997, aunque era gobernador de Guanajuato, que nunca se dio cabal cuenta de que había ganado en las elecciones de julio del 2000, que ya era mandatario electo, que asumiría el cargo en diciembre, él seguía empeñado en prometer cosas, en ofrecer el oro y el moro, en mostrarse como mesías a los ojos de un electorado que cantaba loas a la tan anhelada y por fin alcanzada democracia.

    Mientras que el pri se lamía las heridas, mataba a su candidato perdedor y daba a conocer que haría valer todo su peso como primera fuerza política, los foxistas, que no panistas, se daban baños de conceptos democráticos, se asumían como los salvadores de la patria y los instauradores de un camino de progreso que ya no tendría retrocesos. El problema, que sigue hasta ahora, es que nadie le avisó al candidato ganador cuál era su estatus en ese momento y cuáles eran los pasos a seguir, la borrachera triunfal estaba a todo.

    Desde el primero de diciembre de 2000, Fox se hizo identificar por mantener su forma dicharachera de hacer y decir: afirmaba y reafirmaba su vocación religiosa, hablaba a chiflidos o sorrajaba un zape a su esposa cuando no le hacía caso, hablaba de ordeñar vacas y montar cuacos en su rancho cuando terminará el sexenio, calificaba de manera grandilocuente las actuaciones de los integrantes de su gabinete aunque estos fueran nefastos, rehuía obligaciones con frases tan pintorescas como la de ¿y yo por qué?, cerrando con broche de oro en este noviembre de 2006 con esto: Hoy hablo libre, ya digo cualquier tontería, ya no importa, ya total yo ya me voy.

    Dadas las circunstancias, al próximo gobierno federal le queda un paquete muy grande en cuanto a su manejo, declaraciones y procesos, tendrá que decidir muy rápido entre deslindarse de la forma de hacer que Vicente Fox convirtió en su sello o seguir en ese camino. La falta de interés en buscar el origen del conflicto en Oaxaca y conseguir con ello la mejor solución posible, demandando únicamente que no se quede como herencia, así como el intento de Felipe Calderón por acercarse a George Bush, en momentos en que el partido del mandatario estadounidense ha perdido el control del congreso, nos podría dar una pista sobre lo que nos espera.

    Las advertencias sobre el actuar del jefe de la administración 2000 – 2006 no fueron escuchadas en su momento, las que se han hecho sobre el próximo primer mandatario se están dejando de lado, por ahora solo queda parafrasear a Porfirio Díaz: Pobre México, tan lejos de dios y tan cerca del pan (y sus presidentes).